México vive semanas de incertidumbre ante los continuos dardos arancelarios de EE UU, que amenazan con reducir el flujo de importaciones mexicanas y la inversión extranjera directa
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha hecho de los aranceles su arma predilecta para ganar terreno en distintas trincheras. El mundo asiste, en tiempo real, a una andanada de amagos comerciales por parte del republicano contra socios y no socios, firmando un día sí y otro también órdenes ejecutivas arancelarias a aplicarse en los próximos días. En el caso de México, el tiempo vence en marzo próximo. En los primeros días del próximo mes, la Casa Blanca prevé imponer un arancel generalizado del 25% sobre todas las importaciones mexicanas y un 25% de arancel sobre el hierro y el acero. El republicano usa los aranceles para obtener concesiones políticas en materia de inmigración y tráfico de drogas. Además, de un arma política, el amago de nuevas tarifas ha servido como palanca para intentar recapturar el músculo productivo de EE UU en áreas estratégicas como la automotriz, aeroespacial y tecnológica.
Trump no ha dudado en activar una granada arancelaria sobre México, su principal socio e importador de productos. Sobre el terreno, peligran más de 500.000 millones de dólares en envíos anuales hacia el mercado estadounidense. La segunda economía de América Latina envía más del 80% de sus exportaciones a ese mercado. La economía mexicana enfrenta la escalada arancelaria de Trump en un momento de debilidad, con la incertidumbre entre los inversionistas y una recesión económica como telón de fondo. En el caso del acero y aluminio, el mandatario ha puesto el punto de mira sobre estos insumos porque son esenciales para la industria automotriz, construcción, equipo y manufacturas. El republicano está convencido de que una gran parte de los excedentes de acero chino son exportados a bajo costo a Canadá y México para luego ser enviados a Estados Unidos.
Es un trabajo contrarreloj y en el que están implicados muchos actores. Solo en la parte mexicana las amenazas de la Casa Blanca han sentado sobre la mesa tanto a la Cancillería, como a la cartera de Seguridad y Economía, además de a la patronal. Los equipos ya están a pleno rendimiento y en algunos casos están previstas reuniones de alto nivel para los próximos días en Washington. Francisco Cervantes, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), es parte de estas negociaciones bilaterales y menciona que México, a diferencia de otros países, hará valer su papel como socio comercial de EE UU, bajo el amparo del TMEC. Sin dar más detalles, el empresario apuntó que uno de los puntos centrales será el elevar el contenido local y regional, poniendo más aranceles a las importaciones chinas. “Por supuesto que estamos preocupados, pero estamos atendiendo a la lógica y la lógica es que tenemos un tratado de libre comercio. Estoy seguro de que llegaremos a un arreglo”, zanja.
Ildefonso Guajardo, secretario de Economía en el Gobierno de Enrique Peña Nieto y negociador en jefe de México en el TMEC, advierte de que los aranceles van a ser una amenaza permanente y el gobierno mexicano va a tener que poner la mesa nuevos compromisos. “México debe tener una estrategia diferente para lo que es una amenaza y para lo que es una realidad, el arancel generalizado es una amenaza, el arancel acero es una realidad, entra en operación el 12 de marzo, pero aún hay forma de evitarlo vía una excepción”, puntualiza.
El exfuncionario federal reconoció que, hasta ahora, la estrategia de “cabeza fría” de Sheinbaum frente a Trump es acertada, pero debe ir aparejada a una estrategia de seguridad y migración para retomar el control del territorio y, a su vez, coadyuve a mejorar el diálogo con el presidente de EE UU. “Sin duda, no engancharse con Trump a nivel de declaraciones es atinado, Sin embargo, tiene que estar acompañado del desarrollo de una estrategia tangible que nos permita ir tejiendo fino hacia una solución. Si solo vamos a trabajar con Trump en darle victorias pírricas que no resuelven el problema del crimen organizado, pues estamos en el peor mundo“, menciona.
En un análisis de BBVA, se señala que las medidas contra el acero y el aluminio entrarán en vigor el próximo 12 de marzo, dejando abierta la posibilidad de una negociación y, por tanto, que los aranceles no entren en vigor. Los principales países proveedores de acero y aluminio para Estados Unidos en 2024 fueron Canadá, México, Corea del Sur, Brasil y China. “El argumento en que se basa la medida se centra en el déficit comercial de EE UU en este sector, así como el crecimiento de la capacidad instalada en otros países. En el caso de México, esta justificación no aplica, ya que el balance es superavitario a favor de Estados Unidos”, indicó. De acuerdo con las cifras oficiales, solo en 2024, México registró un déficit con EE UU en productos de acero por más de 6.800 millones de dólares.
En su primera presidencia, Trump impuso aranceles al aluminio (25%) y el acero (10%), de los que eximió a Canadá y México. Al igual que como lo hizo en 2018, Trump autorizó los aranceles bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial, que le da autoridad para imponer restricciones comerciales por motivos de seguridad interna. El año pasado, el Gobierno de Biden impuso un arancel del 25% al acero y 10% al aluminio importado de México y que no había sido fundido ni vertido en ese país. La medida contra el acero mexicano infiere que la mayoría de este insumo procesado en México es chino y utiliza el territorio mexicano para eludir el pago de impuestos. Estados Unidos ha exigido a sus socios más transparencia en el origen de los productos de acero procedentes de México. Acusan a China de cometer dumping y de vender excedentes del metal en el extranjero a precios por debajo de los establecidos en el mercado.
El sector automotriz y la revisión ‘de facto’ del TMEC
En esta misma línea, fuentes del sector siderúrgico advierten que el amago contra el acero y el aluminio mexicano es el primer paso para elevar la amenaza a otras manufacturas de acero y aluminio y, finalmente, al sector automotriz. No es un secreto que una de las obsesiones de Trump es recapturar a las armadoras a su país. En su más reciente órdago, el presidente de EE UU ha asegurado que, en los próximos días, dictará nuevos aranceles a las importaciones de automóviles. “Vamos a hacer eso alrededor del 2 de abril”, dijo Trump a los periodistas el viernes en el Despacho Oval.
Desde hace décadas, y gracias al acuerdo comercial de Norteamérica, las más importantes armadoras de EE UU cuentan con centros de producción en México como Ford, General Motors y Volkswagen. En 2024, México alcanzó una cifra récord de exportación con 3,4 millones de unidades, de las cuales más del 80% se dirigieron al mercado estadounidense.
Con estas piezas como telón de fondo, una de las prioridades de Trump con México es endurecer las reglas de origen del sector automotriz, previstas en el TMEC y, así, atraer a las armadoras a su territorio. En un análisis sectorial, la agencia Fitch Ratings indica que empresas como Honda, General Motors, Nissan y Stellantis tienen la mayor exposición a los aranceles estadounidenses debido a la alta proporción de vehículos importados a los Estados Unidos desde México y Canadá en sus ventas globales.